
Después, a pesar de estar atado, no pata de moverse porque la cuerda da un poco de sí. Incluso sentados en zazen la mente no para de moverse. Pero hay que tener paciencia [...]. El mono con el tiempo termina por aburrirse, la mente ve que no puede llegar muy lejos y, tarde o temprano, se sienta se aquieta; tarde o temprano la mente se funde con la inmovilidad del cuerpo en zazen.
"La doma del buey" (la búsqueda)
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