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Thich Naht Hanh

"El regalo más valioso que podemos ofrecer a otros es nuestra presencia"
Thich Nhat Hanh

04 julio 2014

Tu eliges: ¿Controlar o arropar tus emociones? Descubre como transformarlas en 5 pasos


"Si pretendemos expulsar todo lo indeseable, puede que estemos expulsando la mayor parte de nosotros mism@s"
(Thich Nhat Hnah)

Una de las cosas que más le gusta a nuestra cultura es el control. Controlar va implícito en la mayoría de las acciones que emprendemos, el control sobre los demás y sobre nosotros o nosotras mismas. Los anuncios están plagados de mensajes que imponen el control sobre el entorno, las máquinas, la acciones de los demás o de nuestro propio cuerpo.
Este tipo de comportamiento y actitudes nos alejan de la aceptación y la compasión por los que somos.
Una de las prácticas que realizamos en el taller de "Mindfulness y emociones" es "Acunar las emociones". 


Mirar con profundidad

Thich Nhat Hanh nos invita a tratar a nuestras emociones como una madre trata a su bebé cuando llora o un hermano mayor a su hermano pequeño que sufre. Es una relación que no conlleva ningún control sino que nos lleva hacia la aceptación de lo que hay en el otro y a transmitirle nuestro amor, sin ningún fin más que acompañarle en su sufrimiento.

Así es como podemos tratar a nuestras emociones, como si fuera ese bebe que sufre y nuestra misión es acogerle y envolverle con nuestro afecto.

Cocinando nuestras patatas es otras de las metáforas que Thay utiliza para facilitarnos la comprensión de esta práctica. Cuando queremos comer patatas necesitamos cocinarlas primero, ¿cuánto tiempo? el necesario para que puedan ser digeridas por nuestro aparato digestivo. Las ponemos al fuego y las tapamos para que se vayan cociendo a su ritmo. En este caso nuestra emoción desagradable sería las patatas, la conciencia el fuego y la tapadera nuestra concentración.

De esta manera la próxima vez que estés envuelto o envuelta en ira, practica la plena conciencia durante el tiempo suficiente hasta que la ira se transforme a sí misma.

A continuación os paso la meditación que practicamos en el taller para facilitar la compasión hacia uno mismo y hacia los demás. Es una adaptacion que recoge parte de la meditación de las emociones de Vicente Simón y las pautas que Thich Nhat Hanh da para Transformar los Sentimientos en Hacia La paz Interior (p. 67)





Acunar las emociones

1. Postura y atención al cuerpo
Adopta una postura cómoda y suelta las tensiones del cuerpo.
Tomamos conciencia de donde estamos y nos damos cuenta de nuestro cuerpo.
Con suavidad llevamos la atención a la respiración y nos hacemos conscientes de la entrada y salida del aire, de la inspiración y espiración, que tienen lugar en el momento presente.
Nos identificamos con el vaivén de la respiración y dejamos ir los pensamientos y preocupaciones, como nubes en el cielo.


2. Elige una emoción para trabajar
A continuación vamos a trabajar con una emoción, elige alguna situación en la que te hayas sentido enfadado o ansioso. Recuerda la situación como si la estuviera volviendo a vivir: con quien nos hemos enfadado, que dijo, que sentiste, que hiciste…

3. Observa lo que produce esa emoción en ti
¿Qué sientes en tu cuerpo con esta emoción? ¿Opresión en el pecho, un nudo en la garganta, malestar en el vientre, nos cambia el ritmo de la respiración? Tomate un momento para observarlo.
 Ahora piensa qué harías si te dejaras llevar por la emoción y que consecuencias tendría. Pueden ser ganas de gritar o pegar a alguien, salir corriendo… ¿Qué puede pasar si haces eso? 

4. Acompaña la emoción con tu respiración
Ahora date cuenta de la respiración:
Inspiro y se que el enfado o la ansiedad está en mi.
Espiro y se que el enfado o la ansiedad está en mi. 
Inspiro y se que la ira o la ansiedad es una emoción desagradable.
Espiro y se que la ira o la ansiedad es una emoción desagradable.
Me doy cuenta de que soy algo diferente a la emoción.
Yo tengo una emoción, pero no soy esa emoción.

5. Tratar la emoción con cariño y atención
Trato mi emoción con cariño y respeto, como una madre que sostiene en sus brazos a niño que llora, dándole todo su afecto y su cariño. La madre quiere al niño y lo cuida hasta que se le pasa el llanto.
El niño es la emoción y nosotros la madre. Cuida de tu emoción hasta que se calme, con paciencia, con cariño y comprensión.

Dedícate un rato para cuidar de tu emoción. Al mecer y tranquilizar a ese niño que sufre, estás queriéndote y tranquilizándote a ti mismo.

Cuando consideres, lleva de nuevo la atención a la respiración y vuelve a conectar poco a poco con el mundo que te rodea, agradeciéndote el haberte dedicado un tiempo para cuidarte.

3 comentarios:

  1. mil gracias por valiosa información.

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  2. Hola Lili Marlene! Espero que pueda ser útil. Gracias por tu comentario. Un abrazo!

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